¿Serán los robots colaborativos el futuro del mantenimiento del casco de los buques?

El mantenimiento de los buques oceánicos es de suma importancia. La limpieza del casco de un barco representa tanto un reto logístico como un elevado coste monetario, pero no llevarla a cabo tiene consecuencias en el buen funcionamiento del barco, así como el riesgo de pasar por alto problemas de mantenimiento.
El coste medio de la limpieza del casco de un buque oscila entre 150.000 y 300.000 dólares australianos. Se tarda unos 8 días en completarla y significa que el buque está fuera de servicio durante ese tiempo. El método actual de limpieza e inspección implica una mano de obra humana.

Limpieza e inspección del casco: El reto
Con unos 56.000 buques navegando por los océanos, una forma de automatizar esta laboriosa tarea sería revolucionaria para el sector. Cuando un buque navega, está expuesto a niveles considerables de contaminación. Las algas se forman en el casco, convirtiéndose en el paisaje fértil perfecto para los percebes. A medida que éstos crecen, también lo hace la resistencia al agua. Para contrarrestarlo, se necesita más combustible para hacer avanzar el barco, lo que aumenta la cantidad utilizada y expulsa más contaminación al medio ambiente.
Si fuera posible aumentar la regularidad de las inspecciones y la limpieza, así como reducir el tiempo que se tarda en realizar las tareas, los beneficios no sólo serían monetarios, sino también medioambientales.

Entra el robot…
Aunque los robots ya realizan muchas tareas de mantenimiento y limpieza en diversas industrias, la verdadera autonomía aún está en fase experimental. Sin embargo, a medida que la tecnología avanza, la realidad se acerca cada vez más. Si añadimos la capacidad de los distintos robots para comunicarse entre sí, un mundo de métodos avanzados de limpieza e inspección no es sólo hipotético, sino posible.

Este es el objetivo de un equipo de investigadores que trabaja en un proyecto titulado «Inspección y mantenimiento robótico autónomo de cascos de buques y tanques de almacenamiento BugWright2», dirigido por Cédric Pradalier, del Centre National de la Recherche Scientifique francés. En el proyecto participan 21 socios internacionales, entre ellos la Universidad de Klagenfurt. Esta última está dirigida por Stephan Weiss y Jan Steinbrener, que trabajan en un programa denominado Grupo de Control de Sistemas en Red (CNS).

De la tarea en cuestión, Weiss dice: «Uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos es la poca profundidad de la textura y la superficie lisa del casco, que impiden una navegación precisa».

Para superarlo, habrá que utilizar diversos autómatas. Se necesitarán tanto drones como orugas magnéticas para recoger información, comunicarse entre sí y realizar tareas de limpieza.

  • Los drones volarán alrededor de todo el buque para inspeccionar el casco en su totalidad. Se necesitarán varios, ya que la tecnología actual limita el tiempo de vuelo a menos de 30 minutos. Se tomarán imágenes, se interpretarán los datos y se transmitirán a los robots «trabajadores», que son los que realizarán las tareas de limpieza.
  • Los robots magnéticos se desplegarán entonces, según la información recopilada, para realizar los trabajos de limpieza necesarios. Se necesitarán diferentes tipos, ya que algunos trabajarán por encima de la línea de flotación y otros por debajo.


Pero las complicaciones no acaban ahí. Los buques suelen estar compuestos por múltiples materiales de superficie, cada uno de los cuales requiere tratamientos diferentes. Para llevar a cabo la limpieza adecuada, todos estos robots tendrán que comunicarse entre sí y trabajar en cooperación. Esto es vital, ya que las orugas, debido al entorno en el que trabajarán, no podrán estar equipadas con GPS.

Para superar esto, habrá que contar con una variedad de sensores y la capacidad de localizar diferentes robots según las necesidades. Además, el experto que supervisará la tarea realizará las localizaciones necesarias desde un lugar remoto.

Aunque esto pueda sonar a ciencia ficción, el proyecto está muy avanzado en un plano virtual. El siguiente paso es trasladarlo a un escenario del mundo real, utilizando buques de investigación dedicados en varios puertos del mundo.

Implicaciones y ventajas
Este avance tecnológico tendrá varias ventajas:

  • Los buques más limpios consumen menos combustible: Aunque suele ser entre un 5 y un 10%, en casos extremos puede llegar al 30%. Con el aumento exponencial de los precios del combustible a nivel mundial, esto representa una cantidad considerable de dinero.
  • Los buques más limpios emiten menos gases tóxicos: Estos son beneficiosos para el planeta y ayudarán en gran medida a las compañías navieras a cumplir con sus responsabilidades medioambientales.
  • Eliminación del error humano: Cuando un inspector humano ve un daño potencial -por ejemplo, una grieta- en el casco de un buque, debe determinar desde un punto de vista puramente visual si requiere una intervención posterior. Un robot autónomo tomará una decisión objetiva únicamente a partir de los datos recibidos.
  • Puede realizarse desde cualquier lugar: Al ser posible el funcionamiento a distancia, la tarea puede realizarse desde cualquier lugar elegido: un centro de operaciones en cualquier parte del mundo.

Las implicaciones de estos avances son evidentes. Aunque todavía faltan algunos años para que la colaboración y la autonomía robóticas sean completas, los bloques de construcción ya están en marcha. No se trata de si estos avances se producen, sino de cuándo.

La carrera para hacerlo realidad está en marcha, sólo es cuestión de ver quién llega antes.

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