Normativa ISO 19030 permite a los armadores tener eficiencia en sus flotas

La importancia de los datos nunca ha sido tan relevante como lo es hoy en día. Los armadores y operadores buscan constantemente formas innovadoras de ahorrar en la eficiencia operativa que reduzcan el consumo de combustible y las emisiones asociadas. Ahora hay soluciones disponibles que permiten tomar decisiones basadas en datos.

Es ampliamente conocido que los revestimientos de primera calidad del casco pueden marcar una diferencia significativa en la mejora de la eficiencia. Durante siglos, se han aplicado revestimientos y recubrimientos al casco de un buque comercial para reducir el impacto de la corrosión y las incrustaciones marinas, con el fin de reducir diversas pérdidas operativas para sus propietarios y operadores. El biofouling es la acumulación de organismos marinos en el casco de un barco y la resistencia a la fricción causada por esto se correlaciona directamente con el aumento de la resistencia, la reducción del rendimiento hidrodinámico y, como consecuencia, el aumento del consumo de combustible. La gravedad del bioincrustamiento depende de una serie de factores, como la temperatura del agua, los nutrientes, la luz y la velocidad del buque. Tiene sentido aplicar un revestimiento que se especifique a las condiciones operacionales y ambientales de cada buque individual.

Para comprender el rendimiento de un buque y para que un revestimiento ofrezca rendimientos tangibles es importante poder medir los resultados operativos de una manera verificable y estandarizada. En 2016, la Organización Internacional de Normalización (ISO) realizó precisamente eso con la introducción de la «ISO 19030: Buques y tecnología marina, medición de los cambios en el rendimiento del casco y las hélices».

Esta norma permite a los armadores y operadores comparar las soluciones y ofertas de cascos y hélices con datos sencillos y transparentes.

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